Y mientras estoy llenado vasos y vasos con lágrimas, me atrevo a escribir esto y decirle al mundo que sé que volveremos a mirarnos a los ojos sin reproches y que volveremos a sentarnos en un mismo sofá.
¿Y sabes por qué?
Porque aún no hemos terminado de ver esa película que empezamos a ver (vivir) juntos.
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