Puestos a compartir, que sean sonrisas.

martes, 20 de noviembre de 2012

Para cuando tengas ganas de odiar.

Igual que hay cosas por las que merece la pena sacrificar todos los días de tu vida, hay cosas por las que no merece la pena gastar la vida de un sólo día.

Y si de repente, esa Persona se derramara desde sus propios ojos, se convirtiera en un charco de agua  y se evaporara para siempre... ¿cuáles serían las últimas palabras que le dedicaste? ¿Te dejaste llevar por un impulso o es realmente lo que sientes por ella?
Y... ¿mereció la pena?

Mi turno. Y aplicándome el cuento, no odio personas. Odio enfadarme con personas. Y si de repente se instaurara un silencio eterno...me quedaré tranquila por no haber llenado el último segundo de sonido con una voz llena de veneno.  No merece la pena ese recuerdo. ¿No crees?

Es simple. Es darle la importancia que realmente tiene.
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Obviamente, hay silencios que siempre merecen la pena.



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