Altas horas de la noche y aún sentada en el escritorio de su habitación. Levanta la cabeza y se descubre reflejada en el cristal de la ventana. Se fija entonces en su rostro: la luz del flexo le favorece, piensa. La ilumina desde abajo. Se fija en su pelo ondulado y en la sudadera que lleva. Sencilla, pero se ve guapa. Sonríe al bajar de nuevo la mirada. Tiene un lápiz en la mano y bajo él, un folio esperando sus trazos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario